Leopoldo Lugones y su bella visión de un partido de chicas
Leopoldo Lugones plasma un hermoso partido de tenis entre varias chicas en una pradera en la que disfrutan de la juventud y la despreocupación de la edad, un regalo del que no somos conscientes hasta el paso de los años. Adornado con los retozos de la naturaleza, los colores de la primavera y la vida animal que juegan un papel secundario pero embellecedor. El escritor y polímota argentino fue el principal exponente del modernismo argentino y el primero en hacer uso del verso libre en la literatura hispánica. Su vida fue intensa y cómo Anne Sexton y Sylvia Plath dedicó un poema al tenis y compartió el trágico final del suicidio, ya que ingirió cianuro de potasio mezclado con whisky debido a la depresión que sufría al ser descubierto por su hijo con su amante. El día de su nacimiento, 13 de junio, es considerado el día del escritor.
Las chicas del tenis, en grupos parejos,
agracian de blanco la pradera verde
que flora en un polen de sol, y a lo lejos
en serenidades azules se pierde.
Graciosas como ellas, rubias margaritas,
de blanco se visten, como ellas también.
(Sabido es que entre ellas esas señoritas
se aclaran enigmas de amor y desdén.)
La risa que brota jovial y temprana,
en su abierta rosa parece encenderlas;
muerde en las mejillas su doble manzana,
y en los claros dientes graniza sus perlas.
Retoza la brisa que en ese gorjeo,
como frágil cinta de luz se cortó.
Desde la alameda grita el benteveo,
que, naturalmente, dice que las vio.
Llenos de luz de oro cual rojos estanques,
los cuadros prescriben destreza segura.
En la red palpitan gentiles arranques
de súbitas garzas que al vuelo captura.
En leve centella cruza la pelota
con tales arrojos de triunfo y de azar,
que más de un sensible corazón rebota,
y en la red se queda prendido al pasar.
Leopoldo Lugones
Pintura | Guillermo Laborde