Los errantes del críquet
Zingari es el término italiano que hace referencia a los gitanos, etnia caracterizada por ser nómadas en sus orígenes. También es el nombre de un equipo de críquet que no tiene estadio propio, que siempre va como los zíngaros de un lugar a otro sin sede fija para jugar sus partidos y que esconde una historia de casi 200 años llena de curiosidades y valores.
Fundación
El 4 de julio de 1845 un grupo de antiguos alumnos de Harrow decidieron fundar, mientras compartían mesa y mantel, un club de críquet. Corría la época victoriana marcada por las clases, el puritanismo y el dominio de los varones en el ámbito público, dejando a la mujer sometida a la vida familiar y al cuidado del hogar sin importar la clase que ocupasen. En ese contexto el críquet era uno de los deportes más practicados en Inglaterra, obviamente solo por varones, y donde nació el I Zingari, fundado por John Loraine Baldwin, Frederick Ponsonby, Spencer Ponsonby, Richard Penruddocke Long y Edward Dewing durante una cena aquel 4 de julio en el Hotel Blenheim en Bond Street de Londres después de un partido de la Harrow School. Celebraban la victoria de su equipo y con unas copas de más plantearon la opción de crear ellos su propio conjunto. No tendrían campo propio, lo irían buscando según les saliesen los partidos, un inconveniente para disputar encuentros profesionales pero no era problema ya que el objetivo principal del club era fomentar el espíritu del críquet amateur a través de unas reglas que mantuviesen la esencia del deporte por encima de todo. Al líder del club se le denomina Gobernador, y una de las figuras más representativas en los inicios fue William Boland, abogado aristócrata, nombrado presidente perpetuo y permanece en el cargo después de su muerte. El club estaba alcanzó su punto álgido en el siglo XIX donde llegó a disputar diecisiete partidos de primera clase entre 1849 y 1904.

Zingaros desde el nombre a la equipación
En la época victoriana se puso de moda llamar a los equipos deportivos de forma exótica como pasó por ejemplo en el fútbol con los Gitanos FC, en el rugby con los Saracens (Sarracenos) o en el críquet con I Zingari. Se considera a los nómadas del críquet como el primer equipo moderno que adoptó colores en su equipación: el negro, el rojo y el amarillo. Se basaron en su lema (“Desde la oscuridad, a través del fuego, hasta la luz”) para la elección de colores aunque otras fuentes dicen que uno de los fundadores del club, R.P.Long, se inspiró en la vestimenta de los gitanos españoles que conoció durante un viaje. Una de las reglas del equipo decía que el amarillo debía situarse siempre en la parte superior respecto a los otros dos colores. Esta combinación de colores es la misma que adoptó en 1861 el equipo de rugby Richmond FC.

Influencia australiana
En 1888 se fundó en Australia una sucursal de I Zingari, con el mismo nombre y los mismos colores que el original, aunque no fue reconocido por los ingleses hasta 1891. El propio equipo afirma que es el club de críquet australiano más antiguo, aunque se tiene constancia de varios equipos escolares, universitarios y de distritos más viejos. El primer partido que disputó esta sucursal fue el 29 de septiembre de 1888 derrotando al Newington Collage. También en Australia, se estableció un club de remo I Zingari en Adelaida en 1882, aunque poco después pasó a llamarse Adelaide Rowing Club. Conserva los mismos colores y lema que el club de cricket inglés y los ocho barcos a remo que tienen han sido renombrados todos como I Zingari. Ambos clubes de críquet, el inglés y australiano, siguen en activo hoy en día.
Referencias culturales
I Zingari no solo tuvo influencia para la fundación de otro club en Australia si no que también afectó al aspecto cultural en más de una ocasión. El pintor James Tissot plasmó en su cuadro Holyday de 1876 a varios hombres tomando el té con mujeres en un parque con gorras con los colores característicos del equipo.

Donde más alusiones se hicieron sobre el equipo fue en el apartado literario. En el Ulises de James Joyce se presentan a los jugadores de I Zingari de la vida real, y el protagonista ficticio, Leopold Bloom, portando los colores del equipo. E. W. Hornung muestra en Ladrón de Caballeros a uno de los protagonistas del libro jugando para los zíngaros. En la novela de 1924 de Michael Arlen, El sombrero verde, se hace alusión a que uno de los personajes secundarios, Napier Harpenden, viste “su corbata I Zingari descolorida”. Ambrose Abercrombie, protagonista de la novela de Evelyn Waugh de 1948 titulada The Loved One, pertenece a los gitanos del críquet. El club también tiene varios libros que hablan de su historia entre los que destacan I Zingari: The Club, the Cricket, the Characters y The History of I Zingari. La falta de un estadio propio nunca ha sido un impedimento para hacer historia y expandir los valores que amaban los fundadores de un club tan peculiar que de una manera u otra marcaron su camino hasta la actualidad a lo largo de dos continentes.
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