Cuna del skate salvaje
Hace unos años un buen amigo me habló de un skatepark junto a la playa al que tenía que ir. Cuando me planté ante él las vistas eran una pasada y pensé que tendría que ser más increíble para los que iban a patinar allí. Como en ese momento no tenía una tabla para deslizarme por el brutal spot, decidí sacar la cámara para fotografiarla y contar la historia que tenía detrás.
Localización
El municipio de Getxo, ubicado en la ría de Bilbao, destaca por un rico patrimonio arquitectónico en el que podemos englobar los palacios con vistas a la bahía del Abra, el imponente puente Bizkaia, la casa de náufragos, las Galerías de Punta Begoña o el molino de Aixerrota. Las Arenas, Neguri, Santa María de Getxo y Algorta son los cuatro barrios que componen la localidad. En el barrio de Algorta, cuna de pescadores de la zona y buen barrio para tomarse unos buenos pintxos, es donde se encuentra el skatepark. Llegando al final de la bajada de Arrigunaga Kalea nos plantamos ante la Kantera en un imponente escenario de fondo con la playa de Arrigunaga y los acantilados de la Galea con el molino de fondo, un emplazamiento de postal para patinar.

Construcción
A finales de 1987, varios amantes del skate decidieron construir una pista donde poder dar rienda suelta a su pasión a lo grande en un lugar fijo y apropiado para desarrollar la creatividad que llevaban por dentro. Lo hicieron entre las ruinas de un viejo caserón frente a la playa de Arrigunaga construyendo con sus propias manos los bowls, módulos, y transiciones que componen el recinto. Trasladaron la velocidad de las cuestas del barrio de Algorta al skatepark, creando un lugar salvaje de asfalto para engorilarse sin límites. Se creó una cantera, valga la redundancia del lugar, de skaters salvajes más basados en el disfrute del riesgo que el resto de patinadores del territorio nacional que estaban más enfocados en un estilo técnico, limpio y preciosista pero con menos fuerza. A principios de los 2000, se construyó dentro de la instalación una piscina para patinar sobre ella convirtiéndose en la primera de este estilo en Europa. Fue diseñada por Txus Domínguez, uno de los skaters pioneros que ayudaron a desarrollar la instalación en un primer momento.

Influencia
La Kantera se convirtió en un lugar no solo transitado por patinadores si no por surferos que dejaron las olas por el asfalto, grafiteros que decoraron el skatepark, fotógrafos que plasmaron las diversas épocas que han pasado, periodistas especializados en el sector y artistas que se pasaban para disfrutar del rollo del momento. Se creó una ola cultural en torno al recinto que acogió a todos los amantes del skate y permitió convertir a la zona en un lugar de referencia para los amantes del patinaje. Famosa era la Noche de San Juan donde se juntaban skaters y cualquier aficionado de la tabla para hacer una fiesta que fue creciendo a lo largo de los años. Se crearon campeonatos nacionales e internacionales como La Kantera invitational con gran repercusión en los medios ante la expectación que despertaba tener a los mejores patinadores del momento.



Legado
No solo fue el tercer skatepark construido en España si no que es uno de los más longevos que existen hoy en día también en Europa. Un lugar con tantos años de historia que cuenta con un libro realizado por Joan Amiano, Fernando Elvira y Javier Mendizábal y titulado La Kantera 1987-2015 donde se recogen 28 años del lugar a través de un archivo fotográfico único que sirve para contar lo que pasó en la zona durante ese periodo de tiempo. Un lugar que pasó de ser referencia a nivel local en Bilbao a convertirse en un sitio de culto para skaters de todas las partes del mundo y un lugar para visitar con o sin patín.