Sylvia Plath y la pelota melancólica
La pelota de tenis dejó de botar y se deslizó sobre la pista de hierba hasta que se detuvo, algo así como la vida de Sylvia Plath. Genio precoz que publicó su primer poema a los 8 años y marcada por una educación estricta en la que las matrículas de honor eran su día a día. Compaginaba la poesía con la pintura y el piano pero la escritura acabó imponiéndose. La relación con sus padres, profesores de descendencia alemana, siempre fue problemática. En uno de sus poemas más vitales, conocido como Papi, habla de la relación que mantuvo con un padre autoritario que falleció a temprana edad después de no tratarse la diabetes que padecía. Esto significó un sentimiento de traición para la joven Plath. También hace referencia a la figura de su madre, profesora de inglés y alemán que dejó su carrera para volcarse en su marido, lo que la sumió con el paso de los años en una espiral de decepciones hasta la muerte de su esposo por el que no lloró en público el día de su funeral, un gesto que Sylvia Plath nunca le perdonó.
Plath empezó a escribir un diario antes de la universidad donde plasmó frases que vislumbraban los primeros síntomas de una depresión severa:
“Es como si mi vida estuviese mágicamente manejada por dos corrientes eléctricas: alegre, positiva y desesperantemente negativa; lo que esté corriendo en este momento domina mi vida, la inunda”
Su primer intento de suicidio fue en el primer año en la Universidad de Smith College donde ingirió una gran cantidad de pastillas para dormir. Fue internada en el Hospital McLean, en el departamento de psiquiatría, donde recibió un tratamiento de electrochoques.
Continuó escribiendo cuentos y poesía en diversas publicaciones escritas y revistas que la llevaron a labrarse un nombre. En los seminarios de escritura a los que acudía conoció a Anne Sexton, otra referente de la poesía confesional con la que labró una gran amistad. Ambas compartían talento y depresión. A pesar de ser un gran referente para las mujeres siempre calidicó su condición femenina como una cárcel, llegando a afirmar que su “gran tragedia es haber nacido mujer”.
Años después contrajo matrimonio con el también poeta Ted Hughes con el que tuvo dos hijos. En febrero de 1961 sufrió un aborto lo que le produjo una gran depresión que se vio agravada en 1963 con la separación de Hughes, que mantenía una relación con su amante Assia Guttman, la cual tuvo un final similar al de Plath.
El invierno de 1963 fue duro para Sylvia Plath ya que estaba enferma y con poco dinero. El 11 de febrero de ese mismo año preparó el desayuno para sus hijos abrió la llave del gas e introdujo la cabeza en el horno. Su vida se detuvo como la pelota de tenis que acariciaba la hierba. En 1982 recibió el Premio Pulitzer póstumo por su obra poética recogida en Poemas completos.
El barro de todos mis ayeres
se pudre en el hueco de mi cráneo
y si mi estómago se contrajera
por alguna causa natural,
como un embarazo o una constipación
yo no te recordaría
o si por conciliar el sueño,
algo tan raro como una luna de queso
o por el alimento
nutritivo como las hojas de las violetas
si por todo esto
y en un angosto, fatídico recuadro de pasto
en un claro del cielo, en las copas de árboles
ayer se perdió un futuro
tan sencilla, irremediablemente
como una pelota de tenis al caer la noche.
Sylvia Plath