Deporte

La victoria compartida de Stirling Moss y Tony Brooks

Stirling Moss y Tony Brooks compartieron gesta pilotando el mismo Vanwall y dejaron una victoria irrepetible que marco el automovilismo británico.

El último triunfo de dos pilotos con un mismo coche en la Fórmula 1

Había un tiempo en el que las victorias en la Fórmula 1 las compartían dos pilotos con un mismo monoplaza. Una época en la que la camaradería reinaba en los circuitos y en la que los compañeros de una misma escudería podían ceder su asiento al que más lo necesitase. Solo uno cruzaba la línea de meta pero los puntos se repartían entre ambos. No siempre estos actos acababan con el primer puesto pero cuando eso sucedía eran estampas irrepetibles que no conoceremos en los podios de la actualidad. Esta es la historia del triunfo de una escudería británica que consiguió con dos pilotos patrios la última victoria compartida de la Fórmula 1.

Un equipo plenamente británico

Sábado 20 de julio de 1957, el circuito de Aintree alberga el decimosexto Gran Premio de Gran Bretaña. El pronóstico meteorológico del día anterior prevé lluvias y junto con la huelga del transporte público amenazan con deslucir las gradas, pero finalmente las nubes acaban siendo desplazadas por el fuerte viento y el público es fiel a una de las citas más atractivas del momento.

La escudería británica Vanwall, fundada a principios de la década de 1950 por el empresario Anthony Vandervell, presentaba esa temporada una formación de cuatro pilotos ingleses: Stirling Moss, Tony Brooks, Stuart Lewis-Evans y Roy Salvadori. Un equipo con poco bagaje en la Fórmula 1, un promedio muy pobre de carreras terminadas por la falta de fiabilidad y que había conseguido un segundo puesto como mejor posición a las manos de Tony Brooks esa misma temporada en el Gran Premio de Mónaco. Lewis-Evans y Roy Salvadori representaron al equipo en el Gran Premio anterior, disputado en el trazado francés de Rouen-Les-Essarts, pero ninguno fue capaz de cruzar la meta. Un mal resultado para el equipo que en poco menos de una semana correría en casa.

El impulso que supone correr en casa

En el Gran Premio de casa son tres los pilotos que saldrán a la pista: Stirling Moss con un VW1, Tony Brooks con un VW4 y Stuart Lewis-Evans con un VW5. Pocos retoques en los monoplazas, a excepción de una mayor refrigeración de los motores a bajo régimen, pero los resultados son sorprendentes porque Moss consigue la primera pole position de la historia del equipo y Brooks saldrá segundo tras haber conseguido el mismo tiempo del Maserati 250F conducido por Jean Behra. Los monoplazas se habían adaptado a la perfección al trazado y las condiciones climáticas.

Los aficionados se muestran optimistas en las gradas con ganas de ver de lo que son capaces los chicos de Vanwall. La bandera baja y da paso a un rugido ensordecedor de motores a altas revoluciones. Behra se hace con el liderato en los primeros compases de la carrera pero antes de afrontar el final de la primera vuelta, Moss lo adelanta para recuperar el liderazgo que no perderá hasta la vigesimosegunda cuando entra en boxes para solucionar unos problemas de magneto que estaban dando problemas en su monoplaza.

El intercambio

Stirling Moss se reincorpora a la carrera en séptimo lugar pero solo se mantiene un par de giros más en carrera para tener que pasar de nuevo por el pit lane por un extraño ruido que emite el motor. Tony Brooks sigue en carrera con un buen ritmo, pero se acordó en el seno del equipo que si Moss tenía algún problema este tendría que cederle su monoplaza. Una de las principales razones de estas órdenes de escudería es que Brooks había sufrido un duro accidente un mes anterior en las 24 horas de Le Mans al volante de un Aston Martin DBR1/300 que le había dejado secuelas y no le permitía pilotar al 100%. Para evitar el efecto de las fuerzas G salía revestido de goma que aminoraba el golpe en su cuerpo.

En la vuelta veintiséis se produce el intercambio de monoplazas entre Brooks y Moss en una rápida maniobra que dura trece segundos a pesar de las limitaciones físicas del primero. Ambos salen a pista pero el WV1 conducido ahora por Brooks dice basta al poco tiempo. Moss, dos veces subcampeón del mundo hasta ese momento, ocupa la novena posición mientras que su compañero Lewis-Evans es tercero y es la mayor aspiración del equipo en lo que resta de carrera, por el momento.

Una remontada para la historia

El Maserati de Harry Schell es el primer objetivo de Moss que ha salido con el cuchillo entre los dientes y lo presiona hasta llevarlo al sobrecalentamiento del 250F. Menos tarda en deshacerse de Menditeguy para posteriormente batirse con Juan Manuel Fangio, actual campeón del mundo, al que logra dar cuenta en un pequeño hueco que deja el bravo argentino. Cinco vueltas más tarde da alcance a Luigi Musso que no es capaz de aguantar con su Ferrari la superioridad del Vanwall. Rozando el ecuador del Gran Premio Moss continúa con la remontada y supera el Ferrari de Peter Collin. Ya solo tiene por delante a Lewis-Evans, Hawthron y Berha, líder de la carrera con un colchón de ventaja que lo acerca a la victoria.

Stirling Moss y Jean Behra se reparten las vueltas rápidas con ritmos frenéticos hasta que en la vuelta setenta el embrague del Maserati 250F del segundo explotó y esparció trozos de su monoplaza por la pista que no pudo evitar el Ferrari de Hawthorn que tuvo un pinchazo. Los dos Vanwall en carrera ocupaban las primeras plazas de la prueba hasta que el líder Lewis-Evans sufre un fallo mecánico en el acelerador. Se escapa el doblete pero Moss recuperó tres posiciones en apenas una vuelta, consumó su remontada y lideró la carrera hasta el final.

Solo uno entró primero por la línea de meta pero fueron dos los ganadores, ya que el trabajo y generosidad de Brooks fue fundamental para que una escudería plenamente británica triunfase en la carrera de casa. Este triunfo significó además un cambio de tendencia puesto que se produjo el inicio del dominio de las escuderías británicas frente a las italianas en los siguientes años. Stirling Moss y Tony Brooks disfrutaron de la última victoria compartida por dos pilotos en un Gran Premio ya que el año siguiente cambiaron las reglas.

Fotografía | Loades PLC | Shutterstock

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