Fotografiemos juntos hasta que la muerte nos joda
No es por alardear pero tuve una cita con Wilma Lorenzo. Estaba listo y con mis mejores galas: libreta, lápiz, grabadora y cámara. Periodista que combinó fotografía y música convirtiéndolas en su labor profesional. Desde Paul Weller, Natalia Lafourcade, Jake Bugg, Russian Red, Morrissey, Zahara, Miles Kane… han pasado por su objetivo y en muchos casos por sus preguntas. En este caso me toca a mí.
Se dice que eres una de las fotoperiodistas más de moda en España…
Menuda sorpresa, no creo que sea así. Pienso que ahora el periodismo no tiene una existencia muy plena en los medios de comunicación, sobre todo el musical. Cada periodista tiene su público o se convierte en prescriptor. Es un campo que cada uno puede explotar más fácilmente si le saca partido de forma natural, es donde están las oportunidades de crear tu periodismo sin depender de nadie.
La fotografía es un elemento muy importante en tu día a día.
Era un hobby que tenía como suplemento al periodismo y que de golpe comenzó a convertirse en el centro de mi trabajo. Cuando voy a un concierto no puedo evitar pensar en fotos y cuando voy sin cámara de fotos es un drama porque estoy viendo la foto y no tengo la cámara conmigo. Intento hacerla con el móvil pero no cuela nunca. Ya no es solo en los conciertos si no en mi vida, la llevo casi siempre encima. Es mi forma de expresión a nivel personal.
Cuándo trabajas durante los conciertos, ¿disfrutas de la música o no te da tiempo?
Si me da tiempo. Ha cambiado mi forma de disfrutar los conciertos. Con 16 o 17 años para mí era un evento social pero era ir, ver y disfrutar. Ahora noto y echo de menos meterme en el mogollón para bailar. De vez en cuando me regalo conciertos. A veces cuando he comprado una entrada, después del concierto he hecho una crónica porque estaba atenta y necesitaba contar lo que pasaba.
¿Es posible conseguir la foto ideal?
Difícil. Yo creo que es aquella en la que se representa un poco del fotografiado y un poco del fotógrafo. No es solo un retrato de esto ha pasado, tiene que haber parte emocional por ambos lados. En mis fotos no busco captar el momento de máxima tensión, no son especialmente agresivas. Busco el momento más retrospectivo del músico porque es el que a mí me interesa y en el que yo me fijo.
Has fotografiado a un gran elenco de artistas, imagínate que puedes elegir a quien quieras sin ningun tipo de restricciones.
Una de mis grandes inspiraciones a nivel musical y estético es Patti Smith. También me hubiese gustado fotografiar a la pareja Gainsbourg-Birkin de la que hay doscientas mil fotos y sería una más, pero para mí sería especial. Echo de menos ese tipo de fotos en la música española actual, que se salgan de lo estrictamente profesional y sean más cercanas al lado humano de los artistas.
No presenta mucho optimismo el panorama musical con el cierre de revistas como la conocida Rolling Stone…
El periodismo musical vive un drama porque hay muy pocos medios en los que desarrollarse. Por otro lado vive un momento bonito que es el de las redes sociales, cada uno puede hacerse su medio. Hace unos años si tu no trabajabas en una revista, escribías para ti. No tenías opción y escribir para ti sin saber que no hay un público se hace pero es complicado porque debes tener mucha fuerza de voluntad para escribir solo para ti. Un periodista tiene la necesidad de comunicarse con alguien. Somos más libres para hacer lo que queramos aunque no podamos vivir de ello, aunque la opción de desarrollarse está ahí.
La crisis económica ha hecho daño…
Yo creo que es un momento de transición, no creo que esté relacionado con la crisis económica en sí misma, si no con la idea que tenemos de la cultura y la música en España. Sobre todo el modo de consumo de música. Antes si alguien se quería comprar un disco solo podía escuchar un disco comprándoselo. Tenían sus medios de confianza para ver si se lo compraban o no. Ahora el consumidor puede escuchar en Spotify todo el disco antes de comprárselo y no hace falta que se lo cuenten. Al cambiar el modo del consumo la importancia del periodista musical tiene que cambiar también. Tiene que evolucionar hacia otro lado porque si no nos vamos a quedar atrás todos.
Confiesa que tiene una lista de reproducción musical que escucha todos los días “Es una lista cortavenas. Es variopinta porque está desde Radiohead, Verve, Vetusta Morla, Sidonie… te podría decir artistas de todas las épocas y todos los tipos”.
¿Cuál es el mejor grupo al que has fotografiado?
Hay muchos en realidad. Hay artistas a los que te hace ilusión fotografiar por lo idealizados que los puedas tener como Blur en el FIB o Lenny Kravitz, pero también en su momento a Bunbury. Hace años no me lo podía haber imaginado. La primera entrevista que hice a Amaral estaba de los nervios porque llevaba poco tiempo y ellos eran un grupo muy potente. El primer disco que me compré era de ellos. En ese momento es especial porque estas trabajando con artistas que tienes muy idealizados. Me gusta fotografiar a gente a la que conozco porque todo es más natural. Me gusta que nadie me vea y si me ven que estén a gusto. Hacer fotos a Sidecars en camerinos y sentir que ellos están cómodos, que yo estoy cómoda y que podamos sacar algo bonito de ahí, es muy especial. Lo mismo me ha pasado con Mucho o con Izal.
Te mueves por muchos recintos. Salas, palacios, festivales…
Lo mejor es un recinto grande porque las luces son mucho mejores y es el mejor aliado de un fotógrafo. También en salas he conseguido buenas fotos, aunque no me gusta molestar al público, ellos pagan una entrada y encima que soy alta me pongo delante. Lo hago lo mínimo posible por respeto a las personas que están viendo a un grupo. Cuando en una sala consigues una buena foto la satisfacción es enorme. En un festival puedes hacer fotos a muchos artistas pero es agotador porque cruzas escenarios. Las luces están bien, y los artistas siempre están muy dispuestos al espectáculo.
¿Lo has pasado mal en algún concierto?
Mal no. Al principio me sentía cohibida en el foso pero es normal porque me sentía muy pequeñita en un sitio muy grande. Tenía la presión de tener la foto y poder seguir haciendo fotos tranquila. Me fue surgiendo y me tuve que adaptar. Disfruto mucho haciendo fotos. Puedes pasarlo mal intentando buscar una buena foto en un concierto de Los Planetas, pero más que pasarlo mal es buscar la forma de sacar una foto.
La fotografía es un campo extenso, ¿te gustaría cubrir otro tipo de eventos?
Sí, me gustaría pero al final la música es lo que más me inspira y una forma de expresión personal. Con la música se puede hacer una combinación de ambas, puedo expresar algo utilizando una foto de un concierto. Utilizar una foto de deportes es más complicado. Hace poco estuve en el palacio de los deportes viendo a los Celtics contra el Real Madrid y me lo planteé. En el deporte hay muchos momentos y cosas icónicas que si me gustaría plasmar. Yo siempre he tenido bastante afición, he jugado al baloncesto y estoy muy puesta. Moda de pasarela no me gustaría pero la moda al final es algo que lo quiera o no es lo que he consumido toda mi vida, en revistas y compras.
Parece que la cámara siempre te acompaña…
Lo que más me gusta es la fotografía documental, ir por la calle. Yo a veces cojo el coche un domingo, me voy a Toledo y busco paisajes. Cuando me voy de vacaciones siempre lo vinculo con lugares en los que pueda encontrar cosas interesantes que fotografiar. Siempre desde la perspectiva documental, no me veo haciendo una sesión de producto. Hay bastante trabajo en ese sentido, pero no me motiva nada. Necesito poner un poquito de mi.
Uno de sus sueños es desaparecer con su cámara por los Estados Unidos y captar la estética de los distintos estados. “Muchos fotógrafos que nos inspiran tienen esos escenarios. Utilizar la típica gasolinera, la típica carretera gigante. Me resulta inspirador pero complicado porque tienes que desaparecer un mes”
Es fácil encontrarse con artistas difíciles.
Siempre que he ido con ese miedo o ese respeto se ha dado la vuelta a la historia. Con Jackson Browne estaba asustada desde la perspectiva de entrevistar a un hombre que lo sabe todo y le han preguntado de todo. Como conseguir que me cuente algo que no haya contado y que se implique en la entrevista. Siempre me ha pasado a la inversa. Una de las personas más predispuestas a hablar y de hecho el quería continuar con la entrevista a pesar del tiempo. Es gente muy profesional que lleva muchos años y sabe como hacer las cosas.
¿Cómo fue tu experiencia entrevistando a Lou Dillon?
Cogí el coche y me fui a Francia en un día porque me surgió la oportunidad. Es poco conocida en España pero es la hija de Jane Birkin y es una artista buenísima y en Francia tiene mucho éxito. Esa mujer ha hablado con todo el mundo de lo que tenía que hablar, entonces llegas y te planteas que eres para esa persona. Es un poco seguridad. Sin embargo si me ha pasado al revés, llegar segura de controlar la situación y no por desgana del artista, si no por inexperiencia de encontrarte con un artista que no tenga seguridad, sacarle información y que me de respuestas que le da a todo el mundo mientras que yo le pregunto otra cosa. Es un reto, que una entrevista se convierta en una conversación. Si es una pregunta y una respuesta le estas dando opción a la otra persona de controlar la entrevista y lo que dice.
Un trabajo con muchas anécdotas.
Hace cuatro años salió una revista con una portada hecha por mi a Quique González. Es algo que ha pasado muy rápido, de golpe y fácil. Fácil en el echo de que llegué y realice las fotos a Quique en media hora en Malasaña. Mi fotografía es esto, lo que es. No me gusta que haya focos, ni que el artista este vestido por alguien, vaya maquillado o peinado. Esto eres tú y yo te voy a poner en unos escenarios. Voy a estar hablando y disparando en un escenario. Que de golpe haya una portada mía… me sigue pareciendo surrealista al igual que tener acceso a gente que me dice que vaya a sus conciertos a hacer fotos. Es algo que todavía me sorprende y creo que soy afortunada por tener opción de estar en momentos que son importantes en la carrera de una artista. Con lo que me quedo, que es lo que me flipa, es el hecho de estar en sitios en los que yo jamás hubiese pensado estar.