Meca del skateboarding británico
El nacimiento del skateboarding británico le debe mucho a South Bank ya que en los soportales de la zona cercana al puente de Waterloo se concentraron los primeros boarders, riders y grafiteros hace más de cuarenta años. La moda llegó de California donde a principios de los 70 volvió a pegar con fuerza tras un declive en la década anterior. Londres no disponía de unas condiciones climáticas tan buenas, ya que la lluvia complicaba la práctica, pero los bajos de este barrio sirvieron de refugio a los locos del skate.
Teatros, industria y arte
Situado en la ribera sur del Támesis, este emplazamiento ha tenido a lo largo de la historia un vínculo con la cultura. En la Edad Media se construyeron los primeros teatros que convivían con burdeles y la práctica del Bear-baiting. En el siglo XVIII se edifico un “Jardín de placer”, muy característico de la época que consistía en un jardín abierto al público con atracciones, conciertos, eventos e incluso un zoológico. Posteriormente la zona se reconvirtió y sirvió de impulso industrial a la ciudad. La construcción del County Hall (sede del Consejo del Condado de Londres) entre los años 1917 y 1922, recuperó el carácter público del lugar. Tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial este barrio fue reconstruido y concebido como la zona cultural que fue. Hoy en día alberga edificios emblemáticos como el Oxo Tower, el Queen Elisabeth Hall, el Royal National Theatre, el Royal Festival Hall, o el Tate Modern Gallery.
La planificación del Southbank Center empezó en 1961. Los arquitectos del proyecto diseñaron edificios demasiado radicales para tener la esperanza de ser construidos. El diseño incluía múltiples espacios que no tenían un propósito predeterminado. Estas áreas grandes y misteriosas debían ser rellenadas una vez que la construcción estuviera terminada. En 1968, el edificio estaba completo. Menos de una década después, el skate llegó a Gran Bretaña.
El primer skate en South Bank
La leyenda dice que South Bank fue descubierto por un hombre llamado Jim Slater. Se dice que trajo el primer monopatín a través del Atlántico acompañado de su equipo llamado LSD (London Skates Dominate). Estos tropezaron con la extraña combinación de terreno plano, escaleras y bancos. Slater y su equipo establecieron los espacios vacíos de la zona como el caldo de cultivo de su nuevo y extraño pasatiempo para los londinenses. Generación tras generación de jóvenes patinadores hicieron el peregrinaje a South Bank.

Rodando por la ribera sur del Támesis
Se podría ir rodando todo South Bank por el paseo junto al Támesis. Desde el puente de Blackfrias hasta el de Lambeth. Escuchando a los músicos callejeros de la zona ganarse unas monedas. Disfrutando de un café bien cargado que palie el frío húmedo de la zona y cure las noches de cerveza tras patinar. Ojeando los puestos de libros de segunda mano donde encontrar verdaderas joyas. Esquivando viandantes hasta el London Eye plagado de gente que espera para subir para observar una de las mejores vistas de Londres. Dentro de lo que cabe la zona se ha convertido en ejemplo de gentrificación de la que por ahora se ha salvado el skatepark. El área reservada para patinadores se compone de una variedad de repisas, bancos y un conjunto de escaleras. También hay una barandilla para evitar que los turistas se acerquen demasiado y se interpongan en el camino de los skaters.
De la desaparición a la evolución
La planificación de construir restaurantes y tiendas en el skatepark puso en pie a toda la comunidad de skaters. Tras diecisiete meses de lucha a través de la campaña de Long Live Southbank consiguieron detener la desaparición del lugar y no solo eso, sino que recaudaron dinero a través de donaciones para restaurar “hogar espiritual del patinaje británico”. Esta iniciativa también ganó una subvención de 700.000 libras que permitirá extender casi un tercio su tamaño. Entre otras cosas se mejorará la iluminación, la pavimentación y los bancos. Los fondos también se utilizarán para un nuevo centro de educación creativa en el Southbank Center, que posee el espacio debajo del Queen Elizabeth Hall, donde los patinadores se han reunido durante décadas y lo seguirán haciendo por mucho más.