El campeón detrás de la marca
Nacido el 18 de mayo de 1909 en el barrio obrero de Stockport en Manchester, Frederick John Perry era hijo de un operario de la industrial textil que tuvo que mudarse a Londres para seguir trabajando y mantener a su familia. El pequeño Fred pronto quedó atraído por el tenis, un deporte para la clase alta, y se presentó a un torneo donde participaban exclusivamente niños de los elitistas colegios de Eton, Marlborough o Harrow. Cuando le preguntaron a qué centro representaba contestó:
“A la escuela municipal de Ealing”
Rompiendo estratos sociales
El organizador lo rechazó. Con tesón y el favor de un amigo familiar pudo participar en nombre de la escuela privada de Repton. Sin embargo sus primeros pasos con una raqueta fueron en una mesa de ping pong donde llegó a convertirse en campeón del mundo en 1929. Ese mismo año compitió por primera vez en Wimbledon, no siendo bien recibido por participantes y público por su origen obrero. Un año más tarde derrotó al barón Umberto de Morpurgo en el mismo torneo, lo que le valió el reconocimiento del All England Club and the Lawn Tennis Association, máximo organismo del tenis inglés, y la inclusión en el equipo británico de la Copa Davis. En 1933 ya lideraba la selección en París donde venció a Henri Cochet y recuperó un título que Gran Bretaña llevaba veintiún años sin conquistar. Acabó ganando cuatro títulos consecutivos del torneo de selecciones.
Pero su carrera no fue solo la Copa Davis. El Abierto de Estados Unidos conseguido en 1933 fue el primero de los ocho Grand Slam que decoran sus vitrinas: tres Abierto de Estados Unidos, tres Wimbledon, un Roland Garros y un Campeonato de Australia. Fue el primer tenista de la historia en conseguir los cuatro grandes del tenis mundial.
Cansado del trato clasista que se estilaba en Reino Unido, en su primer Wimbledon conquistado en 1934 tuvo que soportar cómo la organización consolaba a su rival, se marchó a Estados Unidos donde la sociedad empezaba a derribar el elitismo social y el tenis vivía un momento de auge. Se apartó del entonces circuito amateur y se convirtió en un profesional. En 1938 adquirió la nacionalidad estadounidense y durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en las Fuerzas Aéreas norteamericanas.
Tenista, estrella y fundador de su propia marca
En 1939 se rompió el codo durante un partido de exhibición en el Madison Square Garden y significó el fin de la carrera de Fred Perry como tenista profesional. Una vez retirado, en 1941, conoció casualmente en Wimbledon al austriaco Tibby Wegner, un especialista en textil que se encontraba en Londres exiliado por la Segunda Guerra Mundial.
Wegner mostraba a los jugadores un peculiar invento: una muñequera para retirar el sudor de la frente. Un año después Fred y Tibby acabaron asociándose creando Fred Perry Sportwear. La primera idea de la nueva firma fue confeccionar una prenda deportiva en algodón de piqué, un tejido fijo y transpirable perfecto para la práctica del noble deporte del tenis, en blanco impoluto, con manga corta y botones en la parte frontal. El logotipo fue ideado por Wegner, en recuerdo a la corona que recibían los vencedores en la Grecia clásica. La idea de Perry era que las camisas llevaran como marca un cigarro. Afortunadamente no fue así y las ramas de laurel cosidas en el pecho de la prenda se convirtieron en el símbolo de la marca.
Fred adquirió el exclusivo Beverly Hills Tennis Club. Allí contrató a unas modelos para atraer clientes. Y le funcionó. Éxito eminente. Tras aparecer en televisión, las existencias de las tiendas se agotaron en tan solo una hora. Durante los años cincuenta, el polo Fred Perry conservó intacta toda su popularidad y fue en 1952 cuando se empezaron a lucir por primera vez los polos en el torneo de Wimbledon. Su carrera como empresario y star system estaba lanzada. Fue amigo de Charles Chaplin, Errol Flynn, Douglas Fairbanks, Marlene Dietrich o los hermanos Marx. Se convirtió en un playboy con enorme éxito entre modelos, aspirantes a actriz y alguna que otra consagrada. Se casó en cuatro ocasiones. En 1952, finalmente, encontraría al amor de su vida, Barbara Riese, con la que convivió hasta que murió en 1995 tras sufrir un accidente domestico en una bañera en Australia.
La influencia del laurel
“Siendo realista como soy, nunca me ha preocupado admitir que mi nombre es más conocido en el mundo no por ganar Wimbledon tres veces, sino por los polos y la marca de ropa”
La marca del laurel se ligó desde el principio a la clase trabajadora y a las tribus urbanas. Dice la historia de la empresa que fueron los mods los que pidieron a Perry polos de distintos colores y los primeros en popularizar la marca. Entre las prendas míticas se encuentran los polos M12, zapatillas deportivas con la corona de laurel que pasaron rápidamente de las pistas a las calles y también las cazadoras Harrington con forro de tartán. Detrás de los mods llegaron otras muchas tribus urbanas al mundo de Fred Perry. Paul Weller, los hermanos Gallagher, Bradley Wiggins, Amy Winehouse o Andy Murray son ejemplos que han portado orgullosamente el laurel. Al final, el All England Club se rindió y 50 años después de su triunfo le dedicó una estatua de bronce en sus instalaciones premiando a aquel chico de origen obrero que acabó convirtiéndose en campeón.
Fotografía | Acme Photo | Anton Bruehl