Precedente trágico en fútbol inglés
En 1946 la II Guerra Mundial había terminado e Inglaterra se encontraba en plena reconstrucción estructural y social. Ciudades como Coventry, Londres, Porstmouth o Manchester quedaron destruidas tras los bombardeos alemanes de la Luftwaffe. La ciudadanía inglesa votó un nuevo gobierno que acabó con Wiston Churchill, uno de los héroes nacionales, derrotado en las elecciones. Los laboristas llegaron al poder liderados por Clement Attlee y con fuertes reformas en educación, sanidad y vivienda.
Mientras la liga inglesa continuaba suspendida y la FA Cup disputada a doble partido, por primera y única vez, era la principal competición para los aficionados ingleses, ansiosos de fútbol. Una de las eliminatorias de los cuartos de final era la que enfrentaba al Stoke City, liderado por Stanley Matthews, y el Bolton Wanderers, con Ray Westwood como estrella que marcaría los dos goles del partido de ida disputado en el Victoria Ground.
Burnden Park, estadio del Bolton, con capacidad para 60.000 espectadores sería el escenario del partido de vuelta. Los aficionados locales no quisieron perderse la oportunidad de celebrar la clasificación de su equipo para semifinales y, de paso, poder ver de cerca a Stanley Matthews y Ray Westwood en un mismo terreno de juego. A la hora del comienzo del choque, las tres de la tarde del 9 de marzo de 1946, más de 65.000 personas se agolpaban en las gradas del estadio. Cabe recordar que la mayor asistencia en este estadio se dio antes de la segunda Guerra Mundial con 69.912 espectadores.

Un estadio a rebosar
El partido comenzó y seguían entrando aficionados a un estadio donde no cabía ni un alfiler. Varios tornos quedaron inutilizados y la gente saltaba por encima sin control. Un padre abandonó el estadio con su hijo forzando una de las puertas de salida. Esto fue aprovechado por otros que se encontraban fuera y vieron aquí una oportunidad de acceder al recinto. El ambiente era espectacular pero peligroso. A los diez minutos del encuentro se desencadenó una pelea multitudinaria que provocó el hundimiento de una de las graderías superiores sobre los ocupantes de la gradería inferior.
Treinta y tres personas murieron aplastadas o asfixiadas y otro medio millar de aficionados resultaron heridos. El césped se convirtió en un improvisado hospital, pero el duelo solo fue suspendido de manera momentánea. Las autoridades consideraron que la suspensión total hubieran originado más incidentes, por lo que Bolton, que finalmente se clasificó, y Stoke reanudaron el choque con las víctimas tapadas con abrigos y amontonadas en la banda. El resultado final fue de 0-0. Posteriormente el propio Stanley Matthews reconoció que se sintió asqueado de participar en la reanudación del encuentro tras lo sucedido.

La investigación de los sucesos se abrió el 22 de marzo de 1946 y se estimó que cerca de 85.000 personas acudieron Burnden Park ese día. Las conclusiones del desastre por parte de los investigadores fueron la subestimación de la asistencia, mediocre controles de entrada, lenta reacción de los oficiales ante la situación, mala organización e incorrecta colocación de las barreras de seguridad.
Ese mismo año Inglaterra jugó ante Escocia en el estadio de Maine Road empatando 2-2 en un partido benéfico que recaudó 12.000 libras para las víctimas de la tragedia.
Homenajes
Una placa conmemorativa se colocó en Burnden Park en la que se recordaban los hechos acontecidos. En el año 2000, tras el traslado del Bolton a su nuevo estadio, la placa fue reubicada en la pared del supermercado que ahora ocupa el lugar donde ocurrieron los acontecimientos.
En 2016 el Bolton Wanderers realizó unas camisetas donde se reflejaban los nombres de las víctimas y la fecha de la tragedia con motivo del 70º aniversario. Un funeral sobre el césped del Macron Stadium fue otro de los actos que se realizaron. Durante esta ceremonia, se leyeron los nombres de los fallecidos, escritos en un libro homenaje que se encuentra expuesto de manera permanente en la recepción del estadio del Bolton.
Fotografía | Popperfoto