Pista referente del motor en Montmeló
Un autódromo que ha cumplido la treintena de edad y al que la crisis le afectó en la anterior década con motivo de la recesión económica que altero todo el régimen mundial. Actualmente vive en plena forma debido a una serie de reformas de mejora que se han realizado en el trazado, la renovación de los contratos de los campeonatos del mundo de Fórmula 1 y MotoGP, y sobre todo la vuelta del público en sus gradas tras la pandemia. Recorremos, fotografiamos y vivimos las carreras dentro de uno de los circuitos más reconocibles del mundo del motor.
Los antecesores catalanes del Circuit
Cataluña siempre ha tenido una relación estrecha con el mundo del motor, muchas marcas históricas nacieron en esta región: SEAT, Bultaco, Montesa, o Hispano-Suiza son varios de los ejemplos. El primer autódromo permanente de carreras en España también estaba situado en esta localización, el Circuito del Bajo Panadés que desde 1908 albergó carreras de carácter nacional e internacional como la Copa Cataluña. Después vendrían los circuitos urbanos del Parque de Montjuïc y el Circuito de Pedralbes en el que se celebraron las primeras pruebas de Fórmula 1 en España. Tras el desastre de Le Mans en 1955 se endurecieron las medidas de seguridad y el Circuito de Pedralbes acabó desapareciendo. Montjuic se mejoró y junto con el Jarama se convirtió en prueba puntuable del mundial de Fórmula 1. Ambos circuitos se irían alternando la prueba desde 1968 hasta 1975, disputándose la primera carrera en suelo catalán el 4 de mayo de 1969. El fin del circuito fue en 1975 debido al accidente mortal que se produjo cuando Rolf Stommelen lideraba la prueba y perdió el alerón provocando un fuerte choque contra una valla que produjo la muerte de cinco espectadores. El mundial de motociclismo se disputó en el mismo trazado hasta 1976 y las 24 horas de Montjuïc hasta 1986 cuando se produjo otro accidente mortal que provocó el cierre definitivo.
Unos JJOO para un nuevo circuito
Cataluña se quedó sin circuito y competición del motor de alto nivel pero hubo un hecho deportivo que ayudó para crear uno nuevo. El 17 de octubre de 1986 se designó a Barcelona como ciudad olímpica para los JJOO que se celebrarían en el año 1992 lo que impulsó la modernización de la ciudad, la creación de instalaciones deportivas punteras y un programa deportivo de atletas. Este afán por mejorar la ciudad y apostar por el deporte fue el momento idóneo que aprovecharon instituciones deportivas ligadas al mundo del motor para reunirse con políticos y plantear la creación de un nuevo autódromo. La inyección de dinero que supondrían unos Juegos Olímpicos ayudó también y ese mismo año se anunció en el Parlamento de Cataluña la aprobación por unanimidad de la construcción de un circuito permanente establecido en los términos municipales de Montmeló y Granollers (el tercer sector del autódromo está asentado en el término municipal de la capital del Vallès Oriental).
Tres años después y tras trazar lo que sería el autódromo, se constituyó el Consorcio del Circuito de Cataluña en el que tendrían cabida la Generalitat, el Ayuntamiento de Montmeló y el Real Automovil Club de Cataluña, que fueron los encargados de firmar el convenido con el Consejo Superior de Deportes para la colocación de la primera piedra y dar comienzo a la construcción del proyecto en febrero de 1989. Las obras duraron cerca de dos años y el 10 de septiembre de 1991 se inauguró con un acto en el que rodarían tres modelos punteros en aquella época traídos expresamente de Alemania: un Seat Toledo GT-16V, un Audi 100 y un Fórmula 3 de Volkswagen. La primera carrera oficial se disputó cinco días después con motivo del Campeonato de España de Turismos en la que Luis Pérez Sala, expiloto de Fórmula 1, se alzó con la victoria convirtiéndose en el primer ganador del circuito.

La llegada de los Grandes Premios
El 29 de septiembre de 1991 se vivió el primer gran evento internacional celebrado en el circuito, el Gran Premio de España de Fórmula 1 que sucedió a Jerez cómo sede nacional. El gran circo de las cuatro ruedas volvía 15 años después y lo hacía con la victoria de Nigel Mansell al volante del icónico Williams FW14. Un año más tuvo que esperar el autódromo para acoger la primera carrera del mundial de motociclismo en el Gran Premio de Europa (a partir de 1992 tomó la denominación actual del GP de Catalunya) con victoria de Wayne Rainey a lomos de una Yamaha. Los Juegos Olímpicos y el Circuito de Cataluña han tenido un vínculo muy especial desde siempre y para consolidarlo el circuit fue sede olímpica albergando la salida y la llegada de la contrarreloj por equipos de la categoría de ciclismo en ruta, en la que se impuso Alemania, y no fue la única vez que el ciclismo pasó por él ya que en el año 2009 y 2010 se utilizó como final de etapa de la Volta a Catalunya.

Remodelación con la crisis de fondo
Después del fin de semana negro del Gran Premio de san Marino de 1994, se cambiaron las normas de seguridad en circuitos y el de Cataluña se vio inmerso en obras de remodelación para cumplir con las reglas. Se instaló una chicane con muros de neumáticos antes de las curvas de Nissan de manera provisional y en 1995 se creó la famosa variante del circuit, una de las zonas más significativas y donde Fernando Alonso logró un adelantamiento brutal pasando del quinto puesto al tercero en el primer giro. Esa carrera fue su última victoria, por el momento, en Fórmula 1.
Uno de los aspectos negativos del circuito eran los problemas que se tenían para adelantar ya que las altísimas velocidades que se alcanzan en las últimas curvas que van precedidas de una muy rápida lo que complica el ver adelantamientos. Por eso se llevaron a cabo las reformas mas importantes en los años 2006 y 2007 con la incorporación de una nueva chicane ubicada entre las dos curvas previas a la recta principal, más conocida como RACC, que hacen que se reduzca la velocidad en la penúltima curva de forma drástica lo que ha provocado duelos brutales como el que se vio entre Valentino Rossi y Jorge Lorenzo en el año 2009.

La salud del circuito corrió peligro con el inicio de la crisis económica en 2008 presentando problemas financieros de cara a la organización de las instalaciones para albergar competiciones internacionales, lo que desembocó en que el Ayuntamiento de Barcelona se uniera al consorcio gestor del circuito en 2013, cuando se provocó el cambio de su nombre originario (Circuit de Catalunya) a la actual denominación como Circuito de Barcelona – Cataluña. Se invirtió dinero para seguir mejorando el autódromo y se llevaron nuevas mejoras en el asfalto debido a la trágica muerte de Luis Salom en 2016.
Futuro asegurado
El circuito vive un buen momento ya que se han renovado los contratos para seguir acogiendo Grandes Premios de Fórmula 1, MotoGP y los test invernales de ambos campeonatos, además de diversas pruebas de otras categorías de motociclismo y automovilismo. La oferta se amplía para los aficionados con visitas a las instalaciones, cursos que finalizan con pruebas de vehículos de alta competición en el trazado para que se sientan como auténticos profesionales, así como un servicio de alquiler para rodar unas tandas con nuestros vehículos. Por suerte los aficionados han podido volver a llenar las gradas en la temporada 2021 durante el Gran Premio de motociclismo aunque sea de manera parcial, pero pronto volverá a tener el color que nos dejó en 2008 el GP de MotoGP con 113.000 aficionados que vieron la carrera o cuando durante la alonsomanía se batió el récord de asistencia al circuito con 140.700 personas durante la carrera de F1 en 2007 (354.700 en total durante el fin de semana). Sin duda el Circuito de Barcelona – Cataluña se ha convertido en un sucesor digno y un referente del deporte catalán y mundial.