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Avanhard

El estadio poco a poco va desapareciendo como lo hicieron los sueños de una sociedad que quería ver a su equipo jugar en Avanhard.

El estadio en el que nunca rodó el balón

Sería inaugurado el 1 de mayo de 1986 con motivo de la celebración del día del trabajador, una fecha muy significativa en la Unión Soviética por aquel entonces. Más teniendo en cuenta que la mayoría de la plantilla del FC Stroitel Pripyat, equipo local que estrenaría estadio, estaba formada por trabajadores de la central eléctrica nuclear Vladímir Ilich Lenin, la misma donde ocurrió el accidente por el que nunca se disputó ningún encuentro en el estadio Avanhard.

Un estadio para crecer como equipo

El FC Stroitel Pripyat entrenaba y disputaba sus encuentros en un pequeño campo de fútbol en medio del bosque. Los buenos resultados del equipo en 1985 y el crecimiento del interés por el fútbol en la ciudad de Prípiat hicieron replantearse la construcción de un nuevo estadio. Se planificó una instalación a lo grande en un afán por profesionalizar el club en los años venideros. Se eligió el terreno, se escogieron los arquitectos y se empezó a diseñar el proyecto. Estaría construido cerca del parque de atracciones que también sería inaugurado el 1 de mayo. Serían dos de las infraestructuras que impulsarían, más si cabe, a una ciudad que no paraba de crecer. Los trabajos se aceleraron y en apenas unos meses, el primer trimestre de 1986, la obra fue terminada.

Estructura de “vanguardia”

El estadio fue bautizado con el nombre de Avanhard, vanguardia en ruso, un apelativo que se empleó para más estadios soviéticos de la época. Tenía una capacidad total para albergar hasta 11.000 espectadores. Su grada principal era su gran seña de identidad y en ella cabían 5.000 aficionados. Poseía largos bancos de madera y una gran estructura que protegía el palco y varias salas especiales con visión al juego donde se ubicarían los periodistas o los principales patrocinadores del club. Cuatro grandes focos se elevaban a gran altura y flanqueaban cada esquina. Actualmente solo queda uno en pie. También disponía de una pista de atletismo de tierra alrededor del campo para la práctica de otras modalidades deportivas. En el interior contaba con vestuarios para el equipo local y visitante, y un cuarto para el árbitro o los utilleros. Se accedía al estadio por unas puertas metálicas que hoy en día siguen esperando la llegada de aficionados. No faltaba ningún detalle para ser la nueva casa de un equipo amateur.

Un nuevo estadio y un nuevo reactor

El partido entre el FC Stroitel Pripyat y Mashinostroitel Borodyanka sería el primero que se disputaría en el estadio de Avanhard y serviría de inauguración. Se disputaría días después de otro enfrentamiento entre ambos clubes. El primer partido en la nueva casa sería de doble celebración ya que además se había aprobado la construcción del quinto reactor de la central nuclear. Esto significaba que la ciudad de Prípiat continuaría creciendo junto a su equipo de fútbol. El nuevo reactor significaba más trabajo, y más trabajo una economía en crecimiento. También se beneficiaba el club ya que llegarían más trabajadores y aumentaba la posibilidad de reforzar la plantilla con una variedad más amplia de jugadores. Esto traería más familias, más pasión por el fútbol y serviría para enriquecer a las categorías inferiores con los jugadores del futuro. Un futuro que acabó truncándose.

Tras el desastre nuclear

Las puertas nunca llegaron a abrirse aquel 1 de mayo. Las gradas no llegaron a llenarse de aficionados. Ni siquiera saltaron los jugadores a un verde impoluto para la ocasión y que jamás volvería a estar a la altura. Tampoco fue un día de celebración. El único uso que tuvo la instalación no fue de carácter deportivo, ya que fue empleado como helipuerto por los liquidadores que trabajaron para minimizar las consecuencias del desastre nuclear.

Ya no hay rastro del terreno de juego. La pista de atletismo desapareció al mismo ritmo que crecía la vegetación, la misma que penetra entre las gradas vacías del aliento. Los restos metálicos de los focos caídos ocupan parte del terreno de juego que muchos jugadores del Stroitel deberían haber surcado con el balón. La fachada cae poco a poco dejando la estructura desnuda de ladrillos deteriorados. El estadio va desapareciendo como lo hicieron los sueños de una sociedad que quería ver a su equipo jugar en Avanhard.

Fotografía | Stephen J Mason

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