Nuevo siglo y consolidación del fútbol femenino mundial
El cambio de siglo confirmó que el fútbol femenino no era una moda y vino para quedarse. Los primeros mundiales sirvieron para sentar la base de citas venideras que crecieron en selecciones participantes, medios económicos y público. Surgió el poderío alemán, la magia de la brasileña Marta, la consolidación del dominio americano y la primera participación de la selección española.
EE.UU. 2003: ‘Die meister’
¿Estados Unidos de nuevo? Pues sí, pero no era lo que se había planeado desde el principio. El país elegido había sido China. Sin embargo, debido a un brote del síndrome respiratorio agudo y grave, tuvieron que cambiar de sede. El cambio se produjo tan sólo unos meses antes, por lo que seguramente el mejor preparado sería el anterior anfitrión, Estados Unidos. Como compensación China organizaría el siguiente mundial y mantuvo su plaza de anfitriona en ambos torneos. Se mantuvieron los dieciséis participantes debutando Argentina, Corea del Sur y Francia, las tres quedando eliminadas en primera ronda.

Las jugadoras estadounidenses no pudieron repetir los triunfos de 1991 y 1999 a pesar de ser locales. Apariciones estelares como las de Abby Wambach, que entraba por primera vez en escena internacional, no fueron suficientes. También debutó una tal Marta Vieira Da Silva, pero ya hablaremos de ella más adelante. Después de que las norteamericanas batieran a Noruega en cuartos, se encontrarían con un hueso duro en la semifinal: Alemania.
Portland fue testigo de cómo a los 15 minutos, Kerstin Garefrekes adelantaba a las germanas a la salida de un saque de esquina. Ese primer tanto y la gran actuación de su portera Silke Rottenberg fueron claves para llevarse el partido. Ya en los minutos 90 y 92, Maner Meinert y Birgit Prinz respectivamente colocaron el 3-0 definitivo. Las norteamericanas se quedaban fuera de su Mundial y no podrían repetir título. La final de Los Ángeles enfrentaría a Alemania y a Suecia, que había dejado por el camino a Canadá ganándola por 2-1.
Las suecas abrieron el marcador con la diana de Hanna Ljunberg poco antes del tiempo de descanso, pero precisamente en el entretiempo, la charla de la seleccionadora alemana, Tina Theume, pareció surtir efecto. Y es que en el 46’ Meinert igualaba la contienda.
Al borde de la prórroga, Theume movía una nueva ficha en su tablero de ajedrez. La centrocampista Nia Kunzer entraba en el 88’ por Pia Wunderlich. Un cambio claramente pensando de cara a la prórroga. Y efectivamente, ambos equipos llegaron a la prolongación. Una falta lateral en el minuto 98 iba ser cabeceada por Kunzer para dar la victoria a la Manncschaft. Era la época del gol de oro así que Alemania se proclamó campeona por primera vez en su historia.
Prinz terminó como balón de oro del torneo y máxima goleadora mientras que Maren Meinert recibió el balón de bronce por detrás de la sueca Victoria Svensson con su balón de plata.
China 2007: ‘Die besten’
La FIFA dejó a China resarcirse 4 años después. Así que Estados Unidos y China son los únicos países hasta la fecha en haber organizado ya dos Mundiales femeninos.
Las jugadoras de ataque habían sido las grandes protagonistas de los campeonatos Mundiales. Y aquí iban a haber grandísimas delanteras que se estaban confirmando tras sorprender al mundo en 2003. Birgit Prinz o Abby Wambach, pero sobre todo Marta Da Silva. Este iba a ser el Mundial en el que la brasileña se presentó al mundo como un talento inabarcable para el resto de los mortales. Y así lo demostró en la semifinal ante Estados Unidos con un gol que es historia del torneo. Un gol inverosímil a través de un control soberbio, un recorte mortal y un disparo imparable al que nada pudo hacer la portera de la selección estadounidense. Nunca se habían enfrentado a una fuerza de la naturaleza tal como esa. Y así las brasileñas llegaban a la final. En frente, las vigentes campeonas, las alemanas.
Avisadas del peligro que atesoraba la Canarinha en Marta, la Mannschaft unió fuerzas para, como equipo, poder superar a un rival realmente complicado. Abrió el marcador Prinz en el minuto 52 para Alemania, pero quedaba mucho que batallar. Un penalti sobre Cristiane dejó a Brasil la oportunidad de empatar el choque en el minuto 64. Era el momento de la delantera del torneo, la verdadera estrella mundial. Parecía que nadie podía parar su ímpetu, pero delante tenía a una portera de época, Nadine Angerer. La meta germana no había recibido un solo gol en todo el torneo. Marta lanzó, Angerer adivinó el lado por el que lo iba a tirar y sí, lo paró.
Sólo cuatro minutos después, una falta en la frontal dio la oportunidad a Marta de resarcirse. La ‘10’ de Brasil mandó un disparo perfectamente colocado a la escuadra, pero Angerer voló felina hacia la pelota y consiguió parar aquel lanzamiento. Las dos negativas de Nadine dieron alas a las suyas y, en el 88, un saque de esquina acabaría con el tanto de Simone Laudehr para poner el 2-0 final en el electrónico. Alemania repetía título mundial cuatro años después.
Alemania 2011: El fútbol del sol naciente
Dos años seguidos ganando la Copa del Mundo bien merecían una recompensa y esa fue la de organizar el Mundial en Alemania. Fue la primera sede elegida a través de los procedimientos comunes de la FIFA a través de varias candidaturas de las cuales salió victoriosa el país bávaro. Colombia y Guinea Ecuatorial debutaron quedando eliminadas en la fase de grupos sin conseguir ninguna victoria.
Después de tantos éxitos para la selección alemana esta edición no fue la mejor. Los cuartos le depararon a la nación del sol naciente, Japón. Las niponas habían sido segundas en su grupo por detrás de Inglaterra y no parecían poder hacer sombra a las anfitrionas. De hecho, Alemania dominó casi por completo el partido durante los 90 minutos reglamentarios. Sin embargo, su ineficacia ante la portería de Japón llevó a ambos combinados a la prórroga. Allí, las japonesas se hicieron fuertes y una gran jugada combinatoria en el segundo período acabó con el gol de Maruyama casi sobre la bocina, en el minuto 118 para derrotar al equipo local.

El conjunto asiático fue catapultado tras aquella hazaña. En semifinales, se deshizo con cierta facilidad de Suecia al ganar por 3-1. En la final, esperaba la siempre temida Estados Unidos, a la que una nueva estrella se había unido a aquella gran constelación de futbolistas: Alexandra Patricia Morgan. Llegó el día de la final. La doble campeona mundial con jugadoras como Megan Rapinoe, Carli Lloyd, Tobin Heath, Lauren Holiday o Hope Solo se medía a una nueva esperanza del fútbol mundial en la que destacaba la delantera Homare Sawa.
Arrancó el encuentro y nos fuimos al descanso con el estómago vacío de goles. 0-0 y a la caseta. Tras la reanudación, Estados Unidos consiguió adelantarse en el minuto 70. Era la joven Morgan la que puso en cabeza a las norteamericanas con un trallazo con su pie bueno, el zurdo, después de un pase largo exquisito de Rapinoe a la espalda de las centrales. Diez minutos después, un fallo en el despeje de la defensa estadounidense dejó el gol en bandeja a Miyama para firmar el empate. 1-1. Ese tanto llevaba la final al tiempo de alargue. La emoción estaba por todo lo alto.
En la primera parte de la prolongación, Estados Unidos salió con todo y en el minuto 104, una gran jugada de Morgan por banda izquierda acabó en un testarazo inapelable de Abby Wambach, que colocaba el 2-1 a favor de Estados Unidos. Sin embargo, el gol de oro ya no estaba para salvar los esfuerzos de nadie y habría que luchar hasta el minuto 120. En la segunda mitad, Japón encaró la consecución del empate para ir a los penaltis porque seguramente no hubiera tiempo para mucho más. Y ahí apareció la heroína, la capitana, la número 10 del equipo japonés, Sawa. Tras un saque de esquina botado por Miyama, Homare se adelantó en el primer palo y soltó una volea de espuela que puso las tablas en el marcador.
Aquel golazo llevó a Japón y a Estados Unidos a la tanda de penaltis. Era el momento para que las porteras dieran un paso adelante. Hope Solo contra Ayumi Kaihori. Y aquí Kaihori se erigió como gran figura atajando dos y viendo como Carli Lloyd erraba otro fuera de su portería. El penalti atajado por Hope Solo no fue suficiente y el que convirtió Saki Kumagai hizo que la Copa del Mundo volara hacia Japón. Estados Unidos se quedaba a las puertas de su tercer entorchado y las niponas entraban en el Olimpo de las ganadoras.
Canadá 2015: ‘A sky full of stars’
El Mundial ya estuvo dos veces en Estados Unidos y esta vez sería el turno para su vecina, Canadá. Aquí se demostró que cada vez más países ansiaban con un momento de gloria en su historia. Por ello se amplió la participación de selecciones a veinticuatro y sería el primer Mundial con octavos de final. El fútbol femenino crecía a un ritmo exponencial brutal y, entre los participantes en la cita, estaba, por primera vez, España.
El equipo capitaneado por Vero Boquete disputaría un puesto en los octavos dentro de un grupo con Brasil, Corea del Sur, y Costa Rica. Ese sería el primer rival de la Roja.
La selección española debutó el 9 de junio en Montreal. El primer partido de la historia mundialista de España tuvo el premio del gol, pero no el de la victoria. Aunque fue una Victoria, Vicky Losada la que puso al combinado español por delante. Losada bordó un gol dorado para el recuerdo en el minuto 13. Sin embargo, un minuto después, Costa Rica selló el empate, resultado que no volvería a moverse en el marcador del partido. De todos modos, primer punto para España en una Copa del Mundo de cara a un siguiente escalón que se antojaba gigante, la Brasil de Marta. La verdeamarelha venía de hacer historia en el primer partido frente a Corea del Sur. Los goles de Maraildes Formiga y Marta colocaban a ambas en los libros históricos de la FIFA. Primero, Formiga adelantó a las suyas aprovechando un error de la defensa contraria y convirtiéndose en la goleadora más longeva del campeonato con 37 años. En segunda instancia, Marta -desde el punto de penalti- anotó la segunda diana para ser la máxima goleadora histórica de la competición con 15 goles.
España dominaba aquel partido hasta que la calidad brasileña, la ginga, entró en acción. Andressa Alves, la jugadora que de pequeña jugaba al fútbol con la cabeza de sus muñecas, corrió a la defensa de las centrales y batió la meta española tras un rechace. Y con ese 1-0 acabó un encuentro realmente disputado. España se jugaría el todo o nada contra la rocosa Corea.
La Roja comenzaba el choque de la mejor manera posible. La bandera del equipo derribó el muro. La capitana, la mejor jugadora española de todos los tiempos, Vero Boquete abría el marcador en el minuto 29. Y es que la compostelana no podía quedarse sin marcar en un Mundial. Una buena jugada por banda izquierda de Marta Corredera acababa con un remate al primer toque exquisito de Boquete. Vero puso a España por delante en un partido que la selección dominaba de cabo a rabo y que significaba el pase a los octavos de final. 1-0 al descanso y 45 minutos por delante. En la segunda parte, las coreanas salieron con las pilas cargadas y, en el minuto 53, la capitana Cho Sohyun empataba el partido. Corredera tuvo la oportunidad de poner a España de nuevo por encima en el marcador. Sin embargo, su fallo y un envenenado centro de Kim Sooyun, sumado al error en la salida de la portera Aihnoa, supuso el 2-1 en el minuto 78. Sonia Bermúdez estuvo a punto de colocar el empate de falta en la última jugada del partido. El balón se estrelló en el larguero y salió despedido hacia la eliminación. Las lágrimas españolas significaban el adiós a la Copa del Mundo para España.

Brasil y Corea llegaban a los primeros octavos de la historia del mundial femenino. Allí, Brasil daría una negativa sorpresa al caer por 1-0 ante Australia con el gol de Kyah Simon en el minuto 80. Por otro lado, Corea cayó dentro de lo esperado frente a una potente Francia liderada por Amandine Henry, ganando por 3-0. También, avanzaban con paso firme Alemania, China, la anfitriona Canadá, Inglaterra -batiendo ante pronóstico a Noruega- y las dos finalistas de la pasada edición, Estados Unidos y Japón.
En los cuartos de final, las estadounidenses se midieron a las chinas y, gracias al solitario tanto de Carli Lloyd con la cabeza en una jugada de estrategia, pasaron a las semifinales. La entrenadora Jill Ellis encontró en el balón parado un arma letal para batir a sus rivales. Por su parte, Japón venció a Australia, también por 1-0 con el gol de Mana Iwabuchi. En las otras dos eliminatorias, Inglaterra volvió a dar la campanada. Esta vez batiendo al equipo anfitrión, Canadá. Por último, Alemania y Francia nos ofrecieron el partido más vibrante de aquellos octavos de final. La Alemania de Celia Sasic, Angerer y compañía frente a la reveladora Francia de Henry, Eugénie Le Sommer o Wendie Renard. El 1-1 llevó el partido hasta la tanda de penaltis, donde las alemanas se impusieron por 5-4. Un resultado más que apretado que hace tener muy en cuenta a Francia para el futuro.
Las semifinales enfrentarían a dos naciones clásicas en estas lindes del torneo y a otras dos más emergentes, aunque una de ellas era nada más y nada menos que la vigente campeona, con su sorprendente aparición en Alemania 2011 como la nueva potencia mundial.
Estados Unidos volvió a medirse a Alemania y viceversa. Una actuación estelar de Carli Lloyd inspiró a las americanas. Lloyd adelantó al combinado estadounidense a los 70 minutos y Kelley O’Hara cerró el partido con el segundo tanto en el 84.
En la otra semifinal, Japón se enfrentaría a Inglaterra. Durante el partido el punto fatídico fue protagonista. Japón se adelantó en el marcador por esa vía en el minuto 33 con el tanto de Miyama y, en el 40, Williams hacia lo propio para las británicas. El duelo parecía ir camino de la prórroga cuando, de repente, en el minuto 92 un desafortunado despeje acabó con el gol en propia puerta de Bassett que colocaba el 2-1 y definitivo en favor del equipo nipón. Japón y Estados Unidos volvían a verse las caras en la final del Mundial. Cuatro años antes, la perseverancia de Japón había tenido recompensa frente al gran potencial, la mala fortuna y también algunos errores defensivos y de puntería de las norteamericanas. Japón, sin embargo, había demostrado que el título anterior no había sido por casualidad y que tenía talento en sus filas como Miyama o Homare Sawa, que batió el récord de participaciones en Mundiales con 6 presencias. En frente, un equipo repleto cada vez de más estrellas.
La final de Vancouver iba a tener una clara protagonista, pero también hubo grandes actrices de reparto. Una de ellas sería Jill Ellis, seleccionadora del equipo estadounidense. Ellis preparó a conciencia el partido. La estrategia en el balón parado fue ejecutada de manera sublime por sus jugadoras como ya lo hicieran en cuartos. Con Megan Rapinoe al servicio, la primera oportunidad llegó desde la esquina. El aclarado de las atacantes hacia el área pequeña dejó el espacio libre para que Carli Lloyd abriera el marcador a los 3 minutos con un precioso gol de estrategia que daba el pistoletazo de salida al Lloyd Soccer Festival. En el 5, una falta lateral iba a ser colgada de nuevo por la especialista Rapinoe. Tras la prolongación en el primer palo, Lloyd aparecía en boca de gol para entonar el segundo grito de gol. 2-0 y los dos tantos de pizarra. A la fiesta se unía una artista invitada, Lauren Holiday, que, aprovechando un mal rechace de la defensa japonesa en el minuto 14 de partido, puso el 3-0 con una imparable volea. Y antes del descanso, se iba a producir el hit más sonado. No sólo de la final, sino de la historia del fútbol mundial. Un gol antológico nunca antes visto en una final mundialista. Y quién si no, Carli Lloyd, quien había fallado un penalti en la tanda de cuatro años atrás contra Japón, inició la carrera en el círculo central y, al ver adelantada a la portera nipona, colocó un disparo teledirigido hacia la portería para firmar un memorable hat-trick en el minuto 16.
Apenas un cuarto de hora y Estados Unidos ya goleaba 4-0 y gracias a un nombre indiscutible. Ese Mundial tiene nombre y apellidos. Canadá 2015 fue el Mundial de Carli Lloyd. Dos goles de Japón demostraron que no se rinden nunca, pero el vendaval de fútbol de las americanas acabó con un 5-2 en el que Tobin Heath, también desde un saque de esquina, cerró la manita en el 54 y puso el broche de oro al nuevo título de la selección estadounidense, que cosechaba así su tercera Copa del Mundo.
Las lágrimas de alegría de Lloyd y las lágrimas de tristeza de España en la fase de grupos fueron los ojos por los que vimos Canadá 2015. Fue el mundial con más asistencia total a los estadios (1.353.506 espectadores) y el que enseñó al mundo muchas más razones futbolísticas para perseguir, junto a las mujeres, un balón de fútbol.
Fotografía | Agencia de Brasil de fotografía | Curt Gibbs | GoToVan | Nati Sythen